El hotel Cotton

Canción recomendada de la semana: Ike Quebec «Blue Samba»

Todos nosotros, hasta los más bohemios, tenemos nuestras pequeñas manías en casa: que si el vaso de agua en la mesilla, que si los botes de gel y champú dispuestos en forma trapezoidal, por no hablar de lo síndromes menos confesables: la ropa ordenada por colores, o por tamaños, o por…..

Cuando dormimos en un hotel no nos libramos de ellas como por arte de magia, imaginaos de repente ser seres libres, desapegados y 100% adaptables levitando de la cama al baño.

Para que cunda el ejemplo y como tratamiento “detox” empezaré por mí (al final del post todos diréis, te queremos Carmen). Yo pasé “algún» tiempo viajando mucho y sin darme cuenta poco a poco fui construyendo mi pequeño ritual de OKupación de lo que “era mío” a veces por unas pocas horas ya fuera un hotel, hostel, camping o tipi……

Así que cuando mi socia y amiga Julia, me enseñó las fotos de su estancia en el hotel Cotton en Barcelona me entró la nostalgia y me imaginé siguiendo el ritual otra vez, paso a paso:

Paso 1.  Llegada a la habitación y análisis de la sensación que me transmite…Es como cuando llegas a casa de trabajar, esa sensación de “ahhhhhhhhhh, en casa, por fin» es lo que anhelaba sentir.

El Hotel Cotton House se inspira en el mundo del algodón y todo lo que él evoca: suavidad, comodidad, delicadeza y naturalidad...Sí, creo que podría sentirme como en casa.

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Paso 2. Apertura de maleta y despliegue de mis útiles diarios de primerísima necesidad (incluyendo el kit anti-desastre nuclear) en modo “me da igual que sólo sea mi casita por menos de 24 horas”, viajando tanto necesitaba sentir calor de hogar, y más cuando una ya tiene sus años.

Paso 3. Análisis de todos los espacios de almacenaje vacíos a mi disposición y juego de Tetris mental para optimizar el espacio.

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Paso 4. Observación de todos los detalles que alguien había colocado ahí para hacerte la vida más fácil, más bonita y más agradable…..Era mi momento preferido, amo a ese «alguien» que a modo de duendecillo se había puesto en tu lugar y seguro luego esperaba escondido en algún lugar sólo para ver tu sonrisa cuando descubrías esos pequeños detalles.

Creo que esa es una de las razones por las que me gusta ser Diseñador de Interiores, para imaginarme viviendo muchas vidas.

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Mirad que maravilla de escritorio y el detalle del papel de pared, sin duda el duendecillo del Hotel Cotton es un fuera de serie. Su identidad en la vida real es la del aclamado interiorista Lázaro Rosa-Violán, pero es una tapadera….es un duendecillo os lo digo yo.

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Paso 5. Una vez completado el ritual de la habitación pasearemos por las zonas comunes para seguir fijándonos en los detalles y hacer amigos..

El paso 5 nos llevará por las zonas comunes de este magnífico hotel en plena Gran Vía de Barcelona, que ocupa la antigua sede de la Fundación Textil Algodonera.

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Este edificio que data del siglo XIX, ha sido remodelado conservando los elementos originales del inmueble, como los parqués y boiseries que ornamentan techos, suelos y paredes de algunas de las estancias.

Podemos leer y relajarnos en su biblioteca…….

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Vagar errante por sus maravillosos salones y lámparas no precisamente minimalistas

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O bajar o subir por esta escalera del año 1957 que no se apoya en el suelo inferior, sino que está suspendida del entramado metálico del piso más alto del edificio, lo que le da un aspecto ligero y aéreo. Madre mía, aquí el duende lo ha pasado en grande…

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De tanto paseo me ha entrado hambre, y además ardo en deseos de ver que nos ha preparado nuestro amigo en el restaurante «Batuar», dicho nombre viene de la máquina que prensaba el algodón para limpiar las impurezas.

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En la azotea vamos a la piscina  donde podemos olvidar nuestras manías por un rato y desordenar algo en nuestra cabeza.

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Para más tarde recuperarlas en este baño donde podemos no sé, cambiar las toallitas de orientación, en fin, lo que a cada uno se le ocurra según lo rarito que sea. Ahhhh ese papel, ese suelo…

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Os dejo con una mirada de amor y agradecimiento a todos los que se ocupan de dejar esos detalles que nos alegran la vida a todos los viajeros para que nos sintamos al menos, como en casa. (Ah, y la vida ya sabéis, mejor si está bien decorada)

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Autor: Carmen Pérez Díaz

Fotos: Julia García- Fraile García (la suertuda que estuvo en el hotel) 

carmen
thenumenstudio@gmail.com

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