En la decoración de este chalet el color y la luz fueron las principales fuentes de inspiración. Estos dos elementos constituyeron la esencia de lo que se quería conseguir: una casa donde toda la familia pudiera disfrutar de un ambiente creativo y abierto al exterior.
Los clientes, amantes de los viajes y de los muebles de segunda mano, aportaban una gran cantidad de objetos de decoración y alfombras traídos principalmente de Marruecos y Egipto, así como otros adquiridos a artesanos locales como la gastroceramista Isabel Companys.
Para integrar esta amalgama de colores y texturas se optó por alisar las paredes y pintarlas a modo de lienzo en blanco. De la misma forma todos los muebles de nueva adquisición se eligieron en tonos neutros para no robar el protagonismo a aquellos que sí tenían una historia detrás.
Se creó un rincón chill out para poder disfrutar del gran ventanal del salón y al mismo tiempo permitir que el sol, tan necesario en esta zona de la sierra, inundara la estancia y diera calor a toda la casa, con el consiguiente ahorro en calefacción.
En las habitaciones infantiles se eligieron tonos más calmados para permitir el descanso. En el dormitorio pincipal, dominan el verde y el rojo, los colores preferidos de nuestra clienta. Para el jardín se reciclaron muebles a partir de palés, bobinas de cable etc, y se adquirieron silla de Calma Chechu
El resultado es una casa cálida y divertida, propiciadora de momentos inolvidables.
Decoración